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Yo estudié en el colegio de “Cuarto Medio”

Columnas de opinión

21 abril, 2014

Columna de Arelis Uribe publicada en El Dínamo el 17 de abril. Yo estudié en el colegio de Cuarto Medio, en el Chilean Eagles College N°3 de La Cisterna. Como dato, les cuento que fue el primer colegio en irse a toma el 2006. Como dato, les cuento que me licencié de cuarto medio hace diez […]



Columna de Arelis Uribe publicada en El Dínamo el 17 de abril.

Yo estudié en el colegio de Cuarto Medio, en el Chilean Eagles College N°3 de La Cisterna. Como dato, les cuento que fue el primer colegio en irse a toma el 2006. Como dato, les cuento que me licencié de cuarto medio hace diez años. Estudié con los mismos profes, tuve la misma profesora jefe, escuché las mismas historias de terror acerca de mi futuro si no rendía una buena PSU. Yo estudié en el colegio de Cuarto Medio y como dato, les cuento que, en una década, nada ha cambiado demasiado.

Me pasan cosas tristes y cosas felices cuando veo mi colegio en las pantallas de TVN. Cuando una no estudió en un liceo emblemático ni en uno privado de elite, estudiar en un particular subvencionado no tiene ninguna épica. Decir el nombre de tu colegio no evoca nada, nada salvo la mala broma de que tu colegio tenga un nombre en Inglés en comunas donde nadie es bilingüe. Pero hace unas semanas, decir Chilean Eagles College N°3 empezó a ser otra cosa, empezó a enunciar un problema, a evocar la frustración de un grupo de jóvenes que sienten que el colegio no les sirve para nada, a nombrar el fracaso de la educación chilena, en especial de la particular subvencionada.

El gran problema de colegios como éste es que intentan ser fábricas de estudiantes universitarios, venden ese sueño, pero sin concretarlo. Y más triste todavía es que en esa lógica, los profesores creen que le hacen un bien a los estudiantes obligándolos a sacarse buenas notas y a hacer ensayos de la PSU para entrar a la Universidad como único camino. Lo desgarrador es que en ese ejercicio se anula la diferencia. El sistema de estos colegios no da espacio para los jóvenes divergentes, para los que no tienen como talento sacar 600 puntos en una prueba estandarizada, sino bailar, ser boxeador, tocar la guitarra. Pero tienes 17 años y vives en una casa y estudias en un colegio donde la opinión general es que si no vas a la universidad no serás nadie en el futuro. Entonces, estos jóvenes brillantes en su diferencia quedan como los flojos, como los tontos. Sus talentos son anulados por un modelo educativo homogeneizante y por un contexto económico que los aplasta y agobia todavía más.

Los niños que vivimos en San Bernardo, La Cisterna y San Ramón, que estudiamos en el Chilean Eagles College N°3, crecemos escuchando historias de terror sobre la pobreza, crecemos con la presión de ir a la universidad cómo única fórmula para superar esa pobreza. El destino para muchos es endeudarse con una universidad pública o con una privada cuando la PSU te deja fuera. Eso, lejos de romper el círculo de la pobreza, lo enardece. Y el sistema es tan perverso que parece una broma. Cuando yo estaba en cuarto medio, hicimos un paseo de curso a la universidad privada que pertenecía a la misma sostenedora del colegio. Ese día, nos restregaron en la cara que no seríamos capaces de llegar a una universidad pública, que el colegio en el que estudiábamos no estaba hecho para eso, que era sólo un trámite para seguir pagándole al mismo educador penca por el resto de nuestra vida.

Pero no todo es un drama cuando veo Cuarto Medio, también me alegro. Me emociono hasta llorar con cada uno de los chicos, que demuestran que sus ganas de crecer, de ser “alguien en la vida”, no siempre implican seguir un patrón. Y son perseverantes, se levantan temprano, venden ropa en la feria o bailan en la calle para ganar algo de plata. Eso no es flojera, eso es garra, pero la garra no la mide la PSU.

Yo estudié en el colegio de Cuarto Medio y para bien o para mal yo era del tipo de estudiante que se saca sietes y que pasa la PSU. Estudié en una universidad pública, con el enorme costo de endeudarme con millones de pesos por décadas. Es triste ser una excepción y no tiene ninguna gracia salvarse sola. Porque detrás de una excepción hay fracasos, dificultades y dolores invisivilizados.

Yo estudié en el colegio de Cuarto Medio y me da un orgullo extraño ver las calles de Gran Avenida con un gran angular, hermoseadas. Me da alegría y agradezco que no pongan una cumbia de fondo cada vez que aparece una chiquilla pobre en la pantalla. Al menos hay dignidad visual al mostrar lo indigno que son esos colegios. Yo estudié en el colegio de Cuarto Medio y puedo dar fe de que lo que muestran las pantallas de TVN no es más que la triste realidad de la educación chilena. Cuarto Medio está ahí para los que pensaban que El Reemplazante era sólo ficción. Y eso es una enorme tragedia que tenemos que cambiar.

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