12 mayo, 2015
Este martes 12 de mayo, Educación 2020 expuso ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados nuestra opinión y propuestas sobre el proyecto de ley que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, que incorpora cambios en la formación y ejercicio de los y las profesoras de Chile. Desde Educación 2020, consideramos que […]
Este martes 12 de mayo, Educación 2020 expuso ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados nuestra opinión y propuestas sobre el proyecto de ley que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, que incorpora cambios en la formación y ejercicio de los y las profesoras de Chile.
Desde Educación 2020, consideramos que el proyecto tiene grandes aportes como la universalidad de la Carrera Docente, que considerará a docentes de todos los establecimientos que tengan financiamiento del Estado; el abordaje de cuatro dimensiones que son de alta relevancia para el mejoramiento de la profesión: formación inicial docente, inducción para profesores principiantes, carrera docente y formación en servicio; y tiene como objetivo fortalecer las capacidades profesionales docentes, en el contexto de una trayectoria que resulte conocida y estimulante, para mejorar sus capacidades de conducción y desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje en el aula, y mejorar la calidad de la educación que reciben nuestras niñas y niños.
Además, valoramos la incorporación de espacios de participación, reflexión y diálogo entre distintos actores del sistema educativo nacional, incluyendo las conversaciones establecidas con El Plan Maestro, para recoger los avances y propuestas que esta instancia diseñó y organizó durante el año 2014.
Sin embargo, consideramos que es de vital importancia que el proyecto de ley sea mejorado en aspectos fundamentales para que realmente cumpla los objetivos que él mismo se impone.
Entre las propuestas más importantes, destacamos que en la etapa de formación inicial docente se debe señalar explícitamente la obligación de que los procesos de selección incorporen una combinación de los mecanismos señalados, estableciendo pisos mínimos más exigentes, así como la incorporación de instrumentos psicométricos que enriquezcan el proceso.
También consideramos necesario entregar lineamientos para una base formativa común que, respetando la autonomía y sello identitario de cada universidad, entregue un marco nacional para la formación de los docentes, además de establecer criterios claros para la evaluación propuesta al cuarto año de carrera, que debe tener foco formativo.
En la etapa de inducción, nos parece que cada escuela debe seleccionar y formar a uno/a o más docentes que puedan ejercer como mentores. También es necesario fomentar los vínculos universidad-escuela-territorio, propiciando que supervisores de prácticas profesionales puedan colaborar con los procesos de mentoría que se desarrollen en cada territorio o escuela.
En la etapa de Carrera Docente propiamente tal, creemos que se debe avanzar progresivamente hacia la generación de procesos locales de evaluación de desempeño de carácter formativo. Si bien destacamos al portafolio como un instrumento válido y útil, tiene también mucho espacio de cuestionamiento, por lo que deben introducirse mejoras orientadas a la flexibilización y diversificación de los criterios para presentación de evidencias solicitados a profesores, rescatando las particularidades y dinámicas del contexto en que se desarrolla la práctica docente.
En el tema de horas lectivas/no lectivas, proponemos establecer una proporción de tiempo fuera de aula de un 40% el año 2022. En esta línea, es necesario dar indicaciones para organizar los horarios de manera tal que las horas no lectivas correspondan a bloques horarios completos y que se garanticen instancias de trabajo colectivo entre docentes, así como resguardar horas no lectivas de cada docente, evitando que se le asignen labores imprevistas.
En cuanto a las remuneraciones, Educación 2020 ha generado una propuesta para un contrato de 44 horas o jornada completa que tiene como fundamentos los siguientes elementos:
– Piso mínimo un salario bruto de $1.000.000. Este valor, según un estudio de Elige Educar, lograría que el 34,7% de los mejores alumnos prefiriera cursar Pedagogía en vez de otras carreras, como Medicina o Derecho.
– Se establece como salario mínimo del nivel Experto un valor que se acerca al salario máximo del promedio OCDE y a las remuneraciones que reciben las 9 profesiones antes señaladas a los 10 años de ejercicio: $2.200.000.
– Se establece como salario mínimo del tramo Avanzado un valor que se obtiene al establecer un valor intermedio entre los dos valores recién descritos: $1.500.000.
En suma, desde Educación 2020 proponemos un fortalecimiento mucho más decidido y con una inversión mayor. Esto supone un esfuerzo como país, pero no tenemos duda alguna en que es absolutamente necesario si de verdad queremos transformar nuestro sistema escolar.
No existe inversión más rentable que elevar la calidad de la educación parvularia y escolar, y cada profesional de la educación es un actor clave en esta tarea. No existe otra prioridad más importante que lo que hoy se discute en este proyecto.
Descarga presentación hecha ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.
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