Este jueves se realizó el conversatorio «Aprendizaje y salud mental en las comunidades educativas”, organizado por Educación 2020 para presentar los datos de su tercera encuesta #EstamosConectados -realizada junto a Ipsos Chile- que dio cuenta de la sensación de malestar que predomina en las y los docentes a lo largo del país, con 61% que indica sentirse estresado/a, un 44% ansioso/a y un 42% preocupado/a al ser consultados por su estado de ánimo en el contexto educativo en pandemia.
Los resultados fueron presentados por la directora ejecutiva de la fundación, Alejandra Arratia Martínez, y comentados por la académica, investigadora y Premio Nacional de Educación 2021, Nolfa Ibáñez, quien calificó estas emociones como “muy preocupantes” debido a que “los colegas han estado sometidos a un trabajo muy complejo, muchas veces sin las condiciones necesarias».
Si bien lo anterior puede resultar esperable en el contexto que han debido enfrentar las y los profesores estos últimos dos años, no sólo por las clases a distancia sino también por la implementación de las clases híbridas y el gradual retorno a la presencialidad, hay dos datos que llaman la atención al comparar las respuestas de este año con la muestra del año anterior, donde se les planteó la misma pregunta: hoy las y los docentes se sienten más frustrados (pasando de un 17% a un 27%) y menos acompañados/as, bajando de un 20% a sólo un 8%, siendo las variaciones más relevantes.
Al respecto, la directora de Educación 2020, Alejandra Arratia, indicó que “si bien estos datos pueden estar relacionados con el desgaste acumulado durante el largo tiempo que llevamos en contexto de pandemia, nos levanta una alerta muy importante, en términos de cómo podemos acompañar a los equipos docentes en los establecimientos educacionales, especialmente considerando el rol fundamental que ellos y ellas juegan para promover el aprendizaje y desarrollo integral del estudiantado”.
El estudio reveló, además, que a un 86% de las y los profesores les preocupa que la pandemia haya generado un vacío de aprendizajes en sus estudiantes y que les repercuta negativamente en su desarrollo.
Sobre esto, la Premio Nacional de Educación señaló que “la tragedia no es que los estudiantes no aprendan los contenidos requeridos, el tiempo no se recupera, lo que pasó, pasó. Tenemos una situación compleja (…) y si además añadimos que los profesores y profesoras van a tener que ‘ponerse al día’ o recuperar contenidos, en vez de ponerse al día en lo que se ha perdido, como enfatizar la acogida del otro, la colaboración, desincentivar la competencia, ahondar en la innovación y en la interacción. Hay que saber propiciar un contexto que facilite a todos sentirse gratos”.
“Si las y los docentes se abocan a recuperar contenidos que no pudieron tratar creo que va a ser desastroso. Pienso que ahí se necesita también una mirada desde el Mineduc que permita modificaciones importantes, o excepcionales para un período excepcional. Se tiene que recurrir a medidas excepcionales”, enfatizó.
Priorización curricular y “un poquito de audacia”
La encuesta reveló, además, que un 76% de las y los docentes ha podido llevar a cabo la priorización curricular que implementó el Mineduc (para que los establecimientos pudieran enfocarse en ciertos contenidos prioritarios en el contexto de la pandemia), y un 71% dice que que le ha servido para enfocar los aprendizajes a abordar en sus clases.
Nolfa Ibáñez indicó también que “dar instrucciones se ha vuelto una constante. Necesitamos una rebelión docente, sobre lo referido a las instrucciones que se dan respecto a cómo ejercer la profesión. La escuela se ha ido acostumbrando a que cada vez hay más instrucciones de cómo hacer las cosas, y a los docentes pasa lo mismo que a los estudiantes: no tienen la suficiente autonomía para poder decidir cómo es mejor hacerlo”.
“La escuela enseña a cómo seguir instrucciones. No vamos a tener ningún talento en el futuro si no cambiamos esa mirada que tiene la educación hoy”, añadió.
Al cierre del conversatorio, la también académica e investigadora envió un mensaje a sus colegas docentes y se refirió a la necesidad de “ser un poquito audaz” para contribuir y empujar los cambios que la educación necesita:
“Son profesionales, tienen las competencias, quizás algunas aletargadas por este sistema, pero se puede, y sobre todo pensando en la enorme responsabilidad que tiene un profesional de aula con esta convivencia prolongada con sus estudiantes y que tiene un efecto en su desarrollo humano. Pensando en esa enorme responsabilidad, debe modificarse la profesión docente y nuestro sistema de educación escolar, y por lo tanto, el rol docente debe tomar la identidad que tenía hace casi 100 años, que era una identidad activa, propositiva, quizás con demasiado orgullo de ser docente. Ustedes son capaces, hay que hacerlo, atreverse. Atrévanse pensando en las niñas, niños y jóvenes del país”, concluyó.
La tercera versión de la encuesta #EstamosConectados fue contestada entre el 16 de junio y el 14 de julio de este año, por 3.438 personas de comunidades educativas de todo el país, entre estudiantes, apoderados, equipos directivos y docentes. Los datos fueron comparados con la encuesta realizada el año pasado entre el 23 de julio y 18 de agosto. Ambas muestras, independientes, fueron obtenidas a partir del mismo universo, y ponderadas en forma acorde.