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Más participación y entornos amigables: claves para mejorar la convivencia escolar según equipos directivos

Educación 2020

27 noviembre, 2018

Conversamos con integrantes de equipos directivos de escuelas, quienes coinciden en que las situaciones de violencia escolar se pueden expresar de distintas formas y que abordarlas exige de un compromiso transversal: de políticas de Estado, de las comunidades educativas y de los mismos líderes educativos. A pesar de su importancia en la toma de decisiones […]



Conversamos con integrantes de equipos directivos de escuelas, quienes coinciden en que las situaciones de violencia escolar se pueden expresar de distintas formas y que abordarlas exige de un compromiso transversal: de políticas de Estado, de las comunidades educativas y de los mismos líderes educativos. A pesar de su importancia en la toma de decisiones dentro de las escuelas y de su conocimiento de las problemáticas escolares que se viven actualmente, integrantes de los equipos directivos estuvieron prácticamente ausentes del debate en torno al proyecto de Convivencia Escolar inicialmente Aula Segura—, que se originó tras episodios de violencia extrema en establecimientos emblemáticos de Santiago. A raíz de esto, Educación 2020 organizó un grupo focal con directores y encargados de convivencia escolar de escuelas de distintos puntos del país para conocer los principales problemas de violencia que enfrentan a diario y cuál es, a su juicio, el camino para abordar estas conductas en las comunidades. En este sentido, los y las participantes coinciden en que, en muchos casos, las expresiones de violencia provienen de estudiantes que viven en contextos de vulnerabilidad, lo que requiere de un abordaje más complejo e integral. “Muchos de los estudiantes que manifiestan este tipo de conductas viven en hogares donde la violencia está normalizada”, asegura Sebastián Díaz, encargado de Convivencia de la Liceo República de Italia, de Isla de Maipo, quien agrega que “en estos casos se necesitan personas que tengan formación para trabajar con los niños y niñas que, en ocasiones, repiten esas conductas tras ser violentados”. ¿Y cuáles son los problemas que enfrentan estas escuelas? Si bien los conflictos que más se repiten son los que se dan entre estudiantes de cursos más altos, en el último tiempo en algunos de estos establecimientos se han registrado casos protagonizados por niños y niñas de menor edad. De acuerdo a Manuel González, director de la Escuela Juan Moya, de Ñuñoa, “los hitos de violencia incluso se han producido en kínder. Allí los niños y niñas internalizan la violencia como un elemento cotidiano que replican a través de ‘juegos’”. Entre los estudiantes más grandes, las peleas en el patio y los maltratos verbales son los comportamientos conflictivos más comunes. Según la opinión de los participantes, muchos de estos altercados surgen fuera de los establecimientos, como en las  fiestas, y luego se expresan en agresiones verbales o físicas al interior de estos. A lo anterior se suma un nuevo fenómeno que están enfrentando las comunidades desde hace algunos años y que tiene en alerta a los directores y encargados de convivencia: el maltrato de apoderados hacia docentes o integrantes del equipo directivo. “Este es, sin duda, un problema que afecta gravemente la convivencia escolar”, explica González. Alumnos del colegio Juan Moya Morales, durante una clase con Aprendizaje Basado en Proyectos. ¿Qué señalan estos directores que necesitan los colegios? Mecanismos para enfrentar la violencia de apoderados: Una de las principales dificultades que manifiestan los equipos directivos es la falta de herramientas que permitan enfrentar la violencia de apoderados hacia docentes. Si bien el proyecto de Convivencia Escolar aprobado en el Congreso contempla una sanción a los apoderados que incurran en hechos de violencia, les preocupa que aún no exista claridad sobre qué sanciones serán ni cuál será el protocolo. “Hoy no tenemos los mecanismos que nos permitan sancionar o al menos hacer algo cuando los padres son los violentos”, sostiene Octavio Rojas, encargado de Convivencia de la Escuela República de México, de Pedro Aguirre Cerda, quien añade que “es necesario que las autoridades pongan un foco en este fenómeno, que lamentablemente va creciendo”. Mejorar el entorno y la infraestructura de los colegios: Según los participantes, también es crucial generar espacios más acogedores, que inviten a aprender y a mantener una convivencia más saludable. “Debemos mejorar nuestras escuelas para responder a los requerimientos de los niños y niñas del siglo XXI. En nuestro caso, el colegio es de la década del 60 y se construyó por una emergencia. Hemos tratado de mantenerlo lo más lindo posible, pero claramente las salas no son las óptimas”, indica González, quien agrega que también es necesario que en las escuelas se den espacios que inviten a compartir y a la creatividad, como áreas verdes, salones de juego, material didáctico y salas innovadoras para crear un buen ambiente escolar. De hecho, en algunos colegios esta es una urgencia. De acuerdo a Rojas, su establecimiento es de la década del 50 y desde hace algún tiempo se llueve. Para dar una solución han usado “búnkers de emergencia para realizar clases”. El encargado de convivencia añade que “uno puede mantener los espacios limpios y tratar de hacerlos acogedores dentro de las posibilidades, pero muchas escuelas necesitan con urgencia una intervención mayor en términos de innovación estructural para tener entornos más adecuados para el aprendizaje y la convivencia”. El director Adolfo Pavés, del Liceo Josefina Aguirre, de Coyhaique Mayor autonomía para los equipos directivos: También coinciden en que es necesario tener mayor autonomía para implementar estrategias que permitan abordar de forma efectiva la violencia en las escuelas. En esa línea, Rojas explica que es crucial contar con más libertad de acción para utilizar recursos y así intervenir con programas en los tiempos que se requieren. “Hay una alta burocracia que pesa sobre las escuelas y que, en muchos casos, impide que actuemos de forma inmediata, cuando se necesita”, precisa el encargado de convivencia. María Angélica Ramos, directora del Liceo Gabriela Mistral, de Independencia, comparte esta visión y manifiesta que los problemas de indisciplina se podrían erradicar “si hubiera más autonomía para actuar. Hoy todas las trabas del sistema nos impiden avanzar en innovación, por ejemplo, y creo que es necesario que las directoras y directores podamos decidir dónde localizar los recursos sin tantos procesos, porque nosotros somos quienes sabemos lo que está pasando en las escuelas”. Contar con equipos especializados de forma permanente: En esa misma línea anterior, Ramos remarca que es importante contar con más fondos para contratar a más psicólogos y asistentes sociales que conformen duplas psicosociales. De acuerdo a datos sobre Asistentes de la Educación, del Ministerio de Educación, en promedio hay 0,72 duplas por establecimiento y sólo el 64% de las escuelas cuenta con este apoyo. Además, la directora agrega que es fundamental que este equipo esté permanentemente en los establecimientos. “A veces nos pasa que nos sacan a las duplas psicosociales porque dan buenos resultados y ya no tenemos tanta indisciplina. Este debe ser un elemento que funcione con continuidad”, explica. Más espacios participativos: Los equipos directivos reconocen que, a pesar de los esfuerzos que las escuelas realizan, una tarea permanente es generar más espacios democráticos, que permitan que los estudiantes y los otros integrantes de la comunidad educativa participen en las decisiones que se toman en los establecimientos. Adolfo Pavés, director del Liceo Josefina Aguirre, de Coyhaique, asegura que han hecho esfuerzos en esta línea: “el reglamento interno se realizó junto a los estudiantes porque si se impone un manual que no es participativo, difícilmente será validado por ellos. Entonces es importante que seamos capaces de generar más espacios de esta naturaleza”. Este año se comenzó a abrir una puerta en esta dirección con la creación de los primeros Servicios Locales de Educación, que ya están implementando los Consejos Locales, instancias donde estudiantes, apoderados, profesores y miembros del equipo directivo participan e influyen en las decisiones que afectan a la comunidad.   

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