20 octubre, 2014
Es habitual leer titulares del tipo: “Chile es el país de la OCDE que menores remuneraciones otorga a sus profesores”, “Chile es el país de la OCDE donde sus profesores poseen la menor relación de horas en aula y de planificación”, “Chile es el país de OCDE donde existen más alumnos por salas”. Es probable […]
Es habitual leer titulares del tipo: “Chile es el país de la OCDE que menores remuneraciones otorga a sus profesores”, “Chile es el país de la OCDE donde sus profesores poseen la menor relación de horas en aula y de planificación”, “Chile es el país de OCDE donde existen más alumnos por salas”. Es probable que estas comparaciones resulten odiosas para muchos, pero reflejan el abandono en que Chile ha dejado a sus profesores y profesoras.
En nuestro país existen alrededor de 198 mil profesores. De ellos, el 89% de desempeña en establecimientos financiados o subvencionados por el Estado, son principalmente mujeres (72%) y reciben un salario promedio de 550 mil pesos. La gran mayoría (72%) no está contratado por 44 horas semanales, lo que hace que se desempeñen en dos o más establecimientos (los llamados “profesores taxi”), dejando a un lado la convivencia familiar o desarrollo personal. Además, poseen una relación de horas en aula y horas de planificación de 75/25, una de las más altas del mundo, no existiendo los espacios adecuados para la preparación de clases, atención con de estudiantes y apoderados, entre otros.
Sin duda los elementos hoy en discusión (fin al lucro, copago y selección) son necesarios para terminar con un sistema educativo que perpetúa la desigualdades, disminuye el valor agregado de los colegios y se centra únicamente en la rendición de cuentas basadas en estándares para medir los logros de nuestros estudiantes. Sin embargo, es urgente que, en paralelo a esta necesaria discusión, abordemos también la importancia de la profesión docente. Eso es lo que hizo El Plan Maestro.
Durante 120 días, 45 personas y 20 instituciones de reunieron en seis sesiones de discusión, dos foros regionales y más de 30 intervenciones ciudadanas en El Plan Maestro para elaborar las bases de una nueva profesión docente. En esta discusión participaron apoderados, alumnos secundarios y universitarios, directivos, sostenedores, investigadores, asistentes de la educación, etc., provenientes de lugares tan diversos y remotos de Chile, como representantes de los distintos actores de la educación, logrando reunir distintas experiencias de vida que enriquecieron el debate educativo.
Hoy es fundamental partir revalorando la profesión docente, que debe ser uno de los ejes centrales de la discusión sobre educación a nivel nacional, a través de un consenso amplio que se comprometa realmente con los aspectos sustanciales que requiere la actividad.
Desde El Plan Maestro estas 20 organizaciones, muy diversas entre sí, hemos acordado una serie de propuestas base que, consideramos, debe recoger la futura Carrera Docente: como país necesitamos contar con una carrera profesional universal que pueda –sin diferencia alguna– agrupar a todos nuestros docentes en un solo sistema, permitiendo la profesionalización no por recibir un bono, sino por la trascendencia de su labor en un contexto específico; brindar las condiciones necesarias para la planificación de clases, atención de estudiantes y trabajar codo a codo con la familia; mejorar y fortalecer la formación inicial a través de programas alternativos de selección que busquen alumnos y alumnas con vocación más allá de un puntaje especifico; mejorar sustancialmente las remuneraciones del sector acompañadas de un plan de jubilación que permita a nuestros profesores y profesoras una vejez digna.
La profesión docente debe ser el estandarte de esta reforma educacional que, sumado a los proyectos actualmente en discusión, construirán un nuevo sistema educativo basado en la calidad, la equidad y la inclusión.
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