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La Educación que sueño para Chile

Columnas de opinión

14 septiembre, 2017

Columna en Base PúblicaPublicada el 6 de septiembre Hace algunos años visité un colegio rural en México, perdido en el campo, sin locomoción colectiva y con recursos materiales muy precarios. El capital humano que allí había era sorprendente: niños corriendo a aprender después del recreo, motivados por compartir su conocimiento. Relataban la historia mexicana con […]



Columna en Base Pública
Publicada el 6 de septiembre

Hace algunos años visité un colegio rural en México, perdido en el campo, sin locomoción colectiva y con recursos materiales muy precarios. El capital humano que allí había era sorprendente: niños corriendo a aprender después del recreo, motivados por compartir su conocimiento. Relataban la historia mexicana con seguridad y encanto, y su curiosidad por saber sobre Chile hubiera sido envidiada en cualquiera de nuestras salas de clases.  Una niña de 10 años me hizo una tutoría, y a través de preguntas me guió para reflexionar sobre cómo aprendí lo que aprendí. Sin mentir, hasta hoy recuerdo algunas de esas reflexiones para hacer mejor mi trabajo. Los niños de esta escuela aprenden colaborativamente hace años, haciendo tutorías a sus compañeros de temas escogidos por ellos y asociados al currículum.

En otra oportunidad visité un colegio urbano en California, Estados Unidos, cuya composición de alumnos era exactamente la misma que su comuna: niños ricos, de clase media y pobres estudiando juntos. “¿Para qué sirve la escuela?”, le pregunté a uno de los alumnos. “Para cambiar el mundo, para tener herramientas para hacer de nuestras comunidades un lugar siempre mejor”, me dijo. Este colegio se llama High Tech High y aplica el Aprendizaje Basado en Projectos, una metodología a través de la cual los niños aprenden desarrollando proyectos que benefician a la comunidad. Por ejemplo, un proyecto consistía en fabricar juguetes para los niños hospitalizados de la comuna. Los estudiantes hicieron encuestas, tablas y gráficos para investigar cuáles eran los juguetes favoritos de los niños. También aprendieron de construcción, de métrica, de ángulos y de robótica. Redactaron instrucciones e hicieron tarjetas aplicando conocimientos de lenguaje, y los diseñaron usando colores y pinturas. Estos niños no tuvieron que esperar 13 años de sus vidas para tratar de descubrir de qué sirvió todo lo que aprendieron, ni lo olvidaron al salir de cuarto medio, como muchos de nosotros lo hicimos.

Sueño con entrar a cualquier colegio público en Chile y ver estudiantes como los que vi en México y en Estados Unidos. Desarrollando su pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas complejos, curiosos, siendo tolerantes y persistentes. En Chile estamos estancados en el paradigma del aula pasiva, sobrecargada de contenidos descontextualizados, con el profesor dictando y el alumno copiando para posteriormente repetir, y ojalá responder test estandarizados que por definición no pueden medir estas habilidades.

Sueño con escuelas del siglo XXI en Chile, que implementen metodologías como tutorías entre pares y Aprendizaje Basado en Proyectos. Hacerlo no requiere legislación ni grandes recursos. De hecho, desde el 2015, en Educación 2020 estamos impulsando tutorías en 22 comunas con resultados sorprendentes. Fundación Chile, Colegios Dunalastair, colegios de la Vicaría de la Educación, y Educación 2020 también estamos implementando Aprendizaje Basado en Proyectos.  Sueño con que el próximo gobierno mire estas experiencias y otras que están pasando en Chile y decida avanzar por esta ruta, masificando estas soluciones y apostando por despertar y apasionar a los estudiantes con el conocimiento.

Mirentxu Anaya
Fundación Educación 2020

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