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Hacia una educación superior más democrática: el ejemplo de los community colleges estadounidenses

La urgencia por una educación superior que responda a las necesidades del siglo XXI y del mundo laboral es evidente frente a los cambios en la sociedad. Sin embargo, en muchos países existe un desequilibrio entre las capacidades en que focaliza la educación superior y el mundo laboral. Además, las desigualdades en el acceso a […]



La urgencia por una educación superior que responda a las necesidades del siglo XXI y del mundo laboral es evidente frente a los cambios en la sociedad. Sin embargo, en muchos países existe un desequilibrio entre las capacidades en que focaliza la educación superior y el mundo laboral. Además, las desigualdades en el acceso a la educación superior y el endeudamiento de los estudiantes siguen planteando desafíos, tanto en Chile como en el resto del mundo.

Durante su mandato, Barack Obama señaló que está previsto que en los próximos años los trabajos que requieren por lo menos un diplomado aumentarán el doble de rápido que los trabajos que no requieren ninguna experiencia en educación superior. La propuesta del gobierno de Obama para los Estados Unidos en 2010 fue incrementar a 5 millones el número de los títulos y certificados de colleges comunitarios, en un plazo de diez años, para así responder mejor a la necesidad de profesionales con educación superior.

¿Qué son estos colleges y cuáles son sus fortalezas en un sistema de educación superior? Los colleges comunitarios (community colleges) en Estados Unidos son instituciones que proveen una alternativa a las carreras largas en las universidades y otras instituciones de educación superior, por tanto, tienen el potencial de responder a los desafíos de una sociedad cambiante. Las razones de su éxito son varias: son más accesibles, inclusivos y flexibles. Por ejemplo, tienen matrículas más baratas, políticas abiertas de admisión para que gente con diversa preparación académica pueda entrar y sus horarios son más flexibles. Además, están situados en sitios convenientes en las comunidades.

Los programas de los colleges comunitarios duran dos años, proveyendo un diplomado en artes o ciencias con menos costos que los programas largos, como las licenciaturas de cuatro años. Asimismo, tienen programas terminales que preparan a carreras específicas y al mundo laboral y también programas de transferencia, que corresponden a los dos primeros años de una licenciatura. Además, estos diplomados en general son transferibles a otras instituciones, con lo que disminuyen los costos totales de un título.

Otro aspecto destacable de los colleges comunitarios es que se articulan con el gobierno, las empresas y la industria, para crear programas necesarios para la sociedad, además de proveer diplomados para entrar al mundo laboral. Estas instituciones ofrecen preparación profesional, oportunidades para el aprendizaje a lo largo de la vida y formación continua para responder mejor al mundo cambiante. La flexibilidad de los horarios permite que mucha gente que ya está en el mundo laboral pueda obtener un título mientras sigue trabajando, porque los cursos son ofrecidos a varios horarios durante del día y a lo largo del año.

Teniendo sus raíces en la comunidad, los colleges comunitarios logran identificar oportunidades y soluciones para desafíos locales contribuyendo en el desarrollo intelectual, cultural y económico en su región. Además, por su colaboración con las escuelas primarias y secundarias, facilita las transiciones entre los distintos niveles de educación.

 Actualmente, los colleges comunitarios tienen un rol central en el sistema educativo estadounidense, al ofrecer un camino accesible a educación superior para diversos grupos sociales. Estas instituciones forman la parte más grande del sistema de educación superior del país con cerca del 45% de la matrícula nacional de pregrado. Este sistema ha permitido aumentar la cantidad de gente que puede acceder educación superior, especialmente con los grupos sociales que suelen ser más desatendidas por su bajo nivel socioeconómico o académico y, por lo tanto, están considerados como una alternativa más democrática en la educación superior.

Con las reformas educativas en camino en Chile, es necesario evaluar si las instituciones de educación superior están formando la ciudadanía que queremos para el siglo XXI, y si verdaderamente están respondiendo en los requerimientos de la sociedad. En la vida y el mundo laboral es necesario tener capacidades transversales, por lo tanto, tenemos que preguntarnos si es significativo construir y mantener compartimentos artificiales entre las capacidades analíticas y las capacidades prácticas dentro de la formación superior, o en vez de esto, si sería más relevante buscar maneras de aumentar la flexibilidad dentro del sistema para facilitar una formación más inclusiva y holística.

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