16 marzo, 2020
Desde Educación 2020 creemos que los cambios que están proponiendo las autoridades educativas van en la dirección correcta, aun cuando no consideran modificaciones integrales a un sistema que debe ser mirado, precisamente, desde una perspectiva sistémica y no sólo en sus componentes individuales.
Tenemos mucho que avanzar en cómo entendemos la relación entre lo que se aprende y lo que se evalúaAhora bien, más allá de lo estrictamente técnico y de la discusión específica, creemos que este escenario de cambios y redefiniciones nos ofrece una oportunidad para analizar nuestra educación desde la perspectiva de la trayectoria formativa, a través de los distintos niveles: por un lado, la articulación de la experiencia escolar con la educación superior, y por otro, el valor que tiene la educación terciaria en nuestro país; y el diálogo que se debe establecer entre nuestro modelo de desarrollo y la educación superior y el mundo del trabajo. En primer lugar, no podemos arriesgarnos a que tercero y cuarto medio pierdan relevancia dado que los aprendizajes desarrollados en estos cursos no se consideran en la nueva PSU: tenemos mucho que avanzar en cómo entendemos la relación entre lo que se aprende y lo que se evalúa y en cómo poner en valor la experiencia educativa y la generación de aprendizajes, más allá de “si entra en la prueba”. En esa línea, puede ser una buena señal que se aumente la ponderación del ranking en relación a la prueba estandarizada, de modo de relevar otros aprendizajes que se busca promover en la Educación Media. Por otra parte, es importante que nuestro país vaya dejando de lado la “universititis”: es muy recurrente la idea de que lo más valioso que puede pasar post cuarto medio es avanzar hacia convertirse en “profesional”, idea con la que dejamos de lado proyectos de vida que pueden ser distintos al mundo académico y cerramos la puerta a otro componente fundamental del sistema de Educación Superior: la educación técnica, que es fundamental para el desarrollo del país. Vinculado con esto, finalmente, debemos estar en condiciones de avanzar en conversaciones paralelas: ¿qué educación superior es la que necesita el país dada la situación actual que estamos viviendo? Estamos en un contexto global en que vivimos una triple crisis: medioambiental (megasequía, incendios forestales y pérdida de la biodiversidad), sociopolítica (pérdida de confianza en las instituciones, debilitamiento de las democracias, y en particular en Chile, el estallido social y proceso constituyente) y sanitaria (pandemia del Corona Virus). Estos elementos de contexto -sin contar los cambios que supone el avance de la robotización- nos sitúan frente a la necesidad de repensar cuáles son las necesidades formativas para nuestro futuro en el corto, mediano y largo plazo, y desde allí, replantearnos cómo responderá a eso el sistema de Educación Superior, técnico y profesional, que tenemos en Chile. La discusión recién comienza y desde Educación 2020 creemos que no debe agotarse únicamente en el mecanismo de acceso.
Suscríbete y recibe diariamente en tu correo el resumen de prensa sobre educación