Las manifestaciones feministas de este año visibilizaron la necesidad de avanzar hacia una educación no sexista en las salas de clases, para superar las brechas de género. En algunos colegios ya han incorporado buenas prácticas en la materia, con el fin de promover el desarrollo de los y las estudiantes, sin distinción. A comienzos de […]
Las manifestaciones feministas de este año visibilizaron la necesidad de avanzar hacia una educación no sexista en las salas de clases, para superar las brechas de género. En algunos colegios ya han incorporado buenas prácticas en la materia, con el fin de promover el desarrollo de los y las estudiantes, sin distinción.
A comienzos de año, las tomas feministas mostraron una realidad de la que pocas personas hablaban: la educación es también un espacio donde se reproducen las desigualdades de género y es necesario avanzar hacia una educación no sexista. ¿Pero de qué se trata este tipo de educación? Es aquella que no reproduce los estereotipos asociados al género y que, por el contrario, promueve el respeto y la valoración de las distintas identidades.
En nuestro país, existen colegios que ya llevan camino recorrido en la materia y que han apostado por prácticas educativas inclusivas en materia de género para mejorar la calidad de la educación, promoviendo el desarrollo integral de los y las estudiantes. Así lo hacen estos tres establecimientos.
Colegio El Vergel: promoviendo el talento científico sin sesgos
En la sala de laboratorio del Colegio El Vergel, de Providencia, las alumnas analizan las células de un corazón en un microscopio. Lo hacen con naturalidad, porque utilizan este espacio cada semana. Así lo confirma su profesora de Ciencias, Casandra Valdenegro, quien hace años se propuso trabajar para que más mujeres se acercaran a la ciencia, ámbito que aún es dominado por ellos. “No comparto la idea de que las mujeres son buenas en carreras humanistas y los hombres en ciencias. Los talentos no distinguen género”, asegura.
Cuando de referencias bibliográficas se trata, esta profesora intenciona que sean científicas las que predominen. “Es importante destacar personajes femeninos, para que ellas conozcan el rol de la mujer en la ciencia, que ha sido tan invisibilizado, y vean que sí es posible hacerse un espacio en este ámbito” dice Valdenegro.
Casandra no está sola en esto. El director de El Vergel, Óscar Errázuriz, asegura que el resto de los docentes también trabaja para “incentivar a las estudiantes a desarrollarse en Ciencias y Matemática” y agrega que si bien los estereotipos de género han calado hondo en la sociedad, poniendo una barrera en el ingreso de mujeres a carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática), “aquí estamos rompiendo esas vallas, porque queremos que existan más mujeres científicas y que desarrollen una pasión por el área”.
Por lo mismo, en las otras asignaturas también gran parte de las lecturas son escritas por mujeres, a pesar de que los textos obligatorios o sugeridos en el currículum son, en su mayoría, trabajos realizados por hombres. La profesora de Lenguaje, Cecilia Peña, ha sido una de las más entusiastas en esta tarea. “Con un grupo de docentes conversamos sobre los libros y lo primero que vimos es que son casi puros hombres los que aparecen en el currículum. Eso nos dolió. Por eso comenzamos a trabajar para cambiar el plan lector”.
De esta forma, las estudiantes de El Vergel han leído a autoras como Arelis Uribe, Paulina Flores o Chimamanda Ngozi, pasando por “Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes” y “Chilenas Rebeldes”. De estos últimos libros, fueron las propias alumnas quienes eligieron autoras y personajes que les llamó la atención “y se les dio el espacio para que leyeran lo que les interesaba, para luego hablar y reflexionar sobre el aporte de estas mujeres”.
Los apoderados y apoderadas del liceo han notado el cambio. Errázuriz cuenta que, desde hace algunos años, muchos llegan al establecimiento a contar “que sus hijas piden de regalo para navidad o para sus cumpleaños microscopios, libros, legos o juguetes que estén relacionados con la ciencia”. De acuerdo al director, esto da cuenta del cambio que están viviendo las niñas, quienes “se han empoderado y ya no obedecen a los estereotipos que aún hay en la sociedad”.
Liceo Alessandri: una profunda transformación
El año pasado, el Liceo Alessandri de Providencia vivió un momento histórico. El presidente del Centro de Alumnos y el director estrecharon sus manos, finalizando la toma que afectó al colegio el año pasado. ¿La razón? La directiva del liceo y la dirección de Educación de Providencia respondieron el petitorio de los estudiantes que, entre sus puntos, exigía pasar a ser un colegio mixto y la implementación de una educación no sexista.
Así comenzó una transformación radical en el liceo. El director René Sporman cuenta que desde el inicio toda la comunidad —estudiantes, apoderados, docentes y equipo directivo— se formó en prácticas inclusivas, a través de charlas sobre educación no sexista. ¿Uno de los principales focos? Erradicar cualquier sesgo de género al interior de las aulas. “Por ejemplo, nos propusimos evitar toda comparación entre los estudiantes y eliminar prejuicios del tipo ‘los niños son buenos para la ciencia y las mujeres para leer’. De esta forma, tratamos de potenciar las habilidades en todos y todas las estudiantes por igual”, explica Sporman.
Esta apuesta por la inclusión llevó al colegio a crear un baño mixto, cuenta Sporman, quien agrega que el acompañamiento de las fundaciones Todo Mejora y Para la Confianza ha sido clave para impulsar todos los cambios. “Ha sido desafiante, pero estamos felices y conformes con lo que estamos haciendo para lograr una educación más inclusiva. Los estudiantes lo valoran y creemos que vamos por buen camino”, sostiene el director.
Colegio Costa Cordillera: valorando la diversidad
Incorporar el enfoque de género en cualquier espacio siempre implica un gran desafío. El Colegio Costa Cordillera de Antofagasta lo supo desde el principio, pero no dudó en apostar, desde el año pasado, por una educación inclusiva, que valore la diversidad y promueva el respeto. No es de extrañar que su lema sea: “Educar la mente y el corazón”.
“Partimos este proyecto de cero. Por eso, antes de iniciar, realizamos talleres para explicar qué significa una educación no sexista y para instalar el lenguaje no sexista. Hoy todos los documentos oficiales del colegio incorporan este lenguaje y su práctica cotidiana ha sido como una alfabetización”, dice Marcela Ahumada, directora de la Fundación Aules, a la cual pertenece el establecimiento.
En este sentido, Ahumada asegura que en un comienzo no fue fácil. La mayoría de los y las docentes no habían tenido formación en perspectiva de género e incluso muchos de ellos no habían estado en contacto con la temática. Sin embargo, afirma que el equipo profesional ha entendido la importancia de avanzar hacia una sociedad más igualitaria y ha trabajado arduamente para dejar atrás los estereotipos, sobre todo dentro de las aulas. ¿Algunas de las prácticas? Proponer un nuevo listado de lecturas inclusivas, que aborden temas sobre la diversidad de género, e incentivar el gusto por aprender en todos los y las estudiantes, y en todas las áreas. “Queremos que, sin distinción de género, nuestros estudiantes crean en sí mismos y en su capacidad de aprender”, indica la directora.
Paralelamente, en todas las asignaturas los docentes intencionan el desarrollo de habilidades emocionales, valóricas y sociales. “Realizamos trabajos y talleres, donde uno de los focos del trabajo en equipo es fomentar el respeto y la valoración de las capacidades del otro, sin importar el género”, añade Ahumada.
Todas estas prácticas han calado hondo en los alumnos y alumnas. Ahumada cuenta que muchos de ellos fueron víctimas de bullying en sus antiguos colegios y, si bien en un comienzo fue difícil que se integraran al proyecto, “ahora son niños y niñas cambiados. Están empoderados y entienden que, a pesar de las diferencias, todos tenemos la capacidad de aprender. Esto se ve reflejado en la convivencia al interior de la escuela, que es muy buena, porque prima el respeto y la valoración por la diversidad”.