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El proyecto de Colina que promueve la convivencia escolar con pedagogía del teatro

El público son adolescentes de los liceos Esmeralda y Bicentenario de Colina. Los actores en el escenario, jóvenes del Internado Nacional Barros Arana (INBA). Están reunidos en el Centro Cultural de Colina y hoy todos y todas, no sólo quienes actúan, son protagonistas. Es día de “Expresarte”, el hito de cierre del proyecto que mejoró […]



El público son adolescentes de los liceos Esmeralda y Bicentenario de Colina. Los actores en el escenario, jóvenes del Internado Nacional Barros Arana (INBA). Están reunidos en el Centro Cultural de Colina y hoy todos y todas, no sólo quienes actúan, son protagonistas. Es día de “Expresarte”, el hito de cierre del proyecto que mejoró la convivencia escolar en colegios de la comuna, a partir de la pedagogía del teatro.

El proyecto se realizó en cinco liceos públicos de Colina, en conjunto con el Centro de Liderazgo Educativo de Educación 2020. La apuesta fue que a partir de las artes, los jóvenes podrían expresar sus identidades y así resolver conflictos. “Los chicos y chicas sienten que la escuela pasa sobre ellos o que es fome y agotadora”, explica Francisco Farías, del Centro de Liderazgo Educativo y responsable del proyecto.

Así, en el hito de cierre los jóvenes de Colina vieron a chicos de su misma edad manifestándose a través del arte. Instancia que cerró una serie de talleres de teatro, que les ayudaron a expresar cómo se sienten en sus propios colegios y comprender “lo que les pasa a otros compañeros y compañeras”, agrega Melany Hernández, asesora educativa de Educación 2020 y del proyecto en Colina.

“Una vez hicimos una actividad con telas, cada trozo era una parte del colegio, dijimos qué nos gustaba y qué no. También actuamos. Nos gustó el taller porque compartimos con nuestros compañeros, hablamos de nuestros problemas y nos conocimos más”, cuenta Felipe Pérez, de 13 años y alumno de séptimo en el Liceo Esmeralda.

Esta mejora también es reconocida por la profesora jefe del curso de Felipe, Mónica Breguel. “En la intervención de convivencia escolar les hicieron mostrar sus sentimientos. Hacían casos de roles, mini obras y luego reflexionaban sobre eso. De verdad se abrieron mucho, se conocieron. Antes de venir a la obra estaban jugando al pillarse. ¡Y son de séptimo!”.

Educación integral

Los talleres reflejaron los conflictos que enfrentan los jóvenes y cómo los resuelven, también la forma en que adultos y estudiantes se relacionan en la escuela. “Pusimos énfasis en que la convivencia escolar es responsabilidad de todos y todas dentro de la comunidad educativa”, destaca Farías.

Asimismo, Melany Hernández señala el rol que juegan las artes en la calidad de la educación. “Tenemos metodologías que entregan conocimientos sin sentido. Las artes pueden ayudar a mediar allí, en las necesidades de los chicos y chicas, y también en su desarrollo, que reconozcan que tienen otras habilidades y talentos. Si las escuelas sólo reproducen y no crean, atentamos contra la ciudadanía y la Educación Pública que queremos”.

Un desafío especial en los colegios con énfasis academicista. Por ejemplo, el Liceo Bicentenario de Colina. César Farías es alumno allí e igual que sus compañeros del Liceo Esmeralda, sabe lo que le gusta y lo que no de su propio colegio y de los talleres de teatro. “En los talleres conversamos, dibujamos y reflexionamos. Me gustó más que los otros ramos porque era más divertido. En el colegio sólo tenemos música, no hay más talleres. Me gustaría tener más, para relajarnos”.

A la vez, el Bicentenario presenta inquietudes generacionales y de participación democrática. “Se abrió una caja y estamos viendo cómo nos hacemos cargo de los temas. Tenemos la voluntad de ser más participativos, convertir eso en una fortaleza”, afirma Marco Saavedra, orientador del liceo.

Sin embargo, “la educación integral es una mezcla, la educación artística no serviría de nada si los estudiantes no entienden lo que leen”, complementa Francisco Farías y agrega “el arte hace más divertida la escuela, le da vida. También da bienestar docente. Los profesores reconocen este desafío: no es igual hacer clases hoy que hace 15 años. Esa educación integral también es para los profesores, para que sean expertos en juventud y así eduquen personas, no meros alumnos”.

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