30 mayo, 2018
En marzo, el Gobierno de entonces presentó un proyecto misceláneo que, entre otras medidas, impide los rankings con los resultados del SIMCE y propone una norma que evita el cierre de los colegios que tengan un desempeño insuficiente. La actual administración presentó indicaciones en la dirección opuesta. De acuerdo a Educación 2020, lo más importante es apoyar a las escuelas para mejorar la calidad de los aprendizajes.
“Si lo que queremos es asegurar la calidad, ¿es la amenaza de cierre de escuelas una buena estrategia?”Antes de terminar el gobierno de Michelle Bachelet, se presentó esta ley miscelánea que en uno de sus puntos prohíbe la publicación de los resultados del Simce desagregados a nivel de escuela para evitar la creación de rankings entre establecimientos. Además, permite que los colegios con cuatro años de desempeño insuficiente, en vez de cerrar, pasen por un proceso de acompañamiento de cuatro años más para mejorar. Recién transcurridos estos ocho años se revocaría el reconocimiento oficial de la escuela en caso de no existir avances. Estas propuestas han sido cuestionadas por el actual Gobierno, que presentó indicaciones que permiten la publicación desagregada del Simce y que eliminan el proceso de acompañamiento de cuatro años para los colegios con bajos resultados, lo que terminaría con el cierre o la intervención de un Administrador Provisional. Al respecto, Arratia invitó a una reflexión: ¿es responsabilidad de los colegios los bajos resultados? En esa línea, la directora Ejecutiva añadió que se debe analizar el contexto del país, que muestra que “los resultados del Simce indican que el sistema ha tenido una escasa capacidad para mejorar”. Estos procesos, sostuvo Arratia, son complejos y requieren del desarrollo de capacidades para elevar la calidad de los aprendizajes. “Es necesario trabajar en políticas que entren a la sala de clases y entreguen apoyos oportunos, pertinentes y diferenciados a las escuelas para desarrollar y sostener trayectorias de mejora”. Agregó que “el cierre de una escuela es un fracaso de la política educativa de un país, pues traslada el costo a los estudiantes y sus familias y no responsabiliza a los otros niveles educativos”.
“Es necesario trabajar en políticas que entren a la sala de clases y entreguen apoyos oportunos, pertinentes y diferenciados a las escuelas para desarrollar y sostener trayectorias de mejora”.Por otro lado, la representante precisó que no hay evidencia que indique que el cierre es una medida efectiva. “Por el contrario, un sistema con altas presiones y poco apoyo no evidencia mejoras. Las escuelas viven con frustración cuando solo las responsabilizan de los malos resultados y no las acompañan”, sostuvo. Pero, ¿qué medidas de apoyo hay que implementar en los establecimientos que no tienen buenos desempeños? Primero, se deben aplicar estrategias diferenciadas de enseñanza, ya que todos los estudiantes tienen distintos niveles de aprendizaje. Así, es clave “acompañar a los docentes y directivos para que pongan en práctica metodologías innovadoras en la sala de clases”, dijo Arratia. Además, es necesario mirar la gestión de los equipos directivos. En esa línea, se debe promover la responsabilidad y el rol clave que tienen los sostenedores en la mejora de las escuelas y se debe hacer un acompañamiento sistemático de estos equipos, promoviendo redes de colaboración. Con todo, Arratia sostuvo que también es necesario tomar medidas que sean transversales, como “políticas nacionales que fortalezcan el liderazgo directivo y planes de apoyo que consideren la colaboración intersectorial”. Rankings Respecto a los rankings con Simce, la directora indicó que “contribuyen a la estigmatización de las comunidades, incentivan la competencia por sobre el trabajo colaborativo entre escuelas y no favorecen a los procesos internos en los colegios”. Agregó que la difusión de los resultados debe considerar criterios que “eviten el mal uso de la información y que, además, permitan la adecuada interpretación de los datos por parte de los actores educativos y de las familias”. Los resultados de la prueba, según la directora Ejecutiva de la fundación, no se han movido en la última década y, en el mejor de los casos, hay un avance de un punto promedio al año. Por eso el foco no debería estar en la publicación, sino en lo que sucede al interior de los establecimientos, entregando “datos que permitan a las escuelas y a las comunidades educativas tomar decisiones que propendan al mejoramiento de los aprendizajes”. Mira acá la presentación.
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