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¿Dónde está el Plan Nacional Parvulario?

Columnas de opinión

16 enero, 2015

Esta columna esta co-escrita con Catalina Estévez y Danilo Olivares, investigadores de Educación 2020, así como Celia Alvariño y Leonardo Moreno, directores de la Fundación.     Aquí se juega el futuro Nadie duda ya de la relevancia de proporcionar una formación inicial de gran cobertura y calidad. Invertir un dólar en esta etapa, según […]



Esta columna esta co-escrita con Catalina Estévez y Danilo Olivares, investigadores de Educación 2020, así como Celia Alvariño y Leonardo Moreno, directores de la Fundación.

 

 

Aquí se juega el futuro

Nadie duda ya de la relevancia de proporcionar una formación inicial de gran cobertura y calidad. Invertir un dólar en esta etapa, según estudios internacionales, genera un retorno de hasta 8,1 dólares a futuro, ocho veces más que en educación superior.

El retorno social no se da sólo a través de elementos escolares y laborales, sino también por el desarrollo de capacidades, la prevención de drogadicción y crimen, la anhelada inclusión, y en definitiva, un beneficio social integral. La capacidad de empatía entre los pares se genera en esta etapa de la vida.

Pero cuidado, este retorno sólo se produce si la educación que se ofrece es de calidad. Cobertura sin calidad no tiene retornos positivos. Al contrario, la evidencia internacional ha demostrado que si la oferta es de mala calidad los niños pueden incluso sufrir atrasos en su desarrollo.

En Chile, los niños de 36 meses del quintil más pobre manejan la mitad del vocabulario que los del quintil más rico. Llegarán a pre-kínder en franca desventaja si esto no se corrige tempranamente.

Calidad Preescolar

Hay al menos 5 elementos que deben estar presentes en un programa bien diseñado:

Formación de los educadores: La situación de hoy es francamente cuestionable, comparada con países que exigen licenciatura, magister y certificación de competencias.

La formación de los técnicos en párvulos: la mayoría de aquellos que trabajan en la educación preescolar solo tienen estudios de enseñanza media en un Liceo Técnico profesional. Esto es extremadamente insuficiente. Por su parte, la formación en IP y CFT está sujeta al libertinaje de mercado más grosero, con baja o nula acreditación.

Salarios de los educadores: Con un promedio de $ 360 mil mensuales al egreso, es una vergüenza nacional. La profesión más importante para el futuro tiene las menores remuneraciones.

La proporción entre educadores y niños: En países avanzados hay entre 10 y 14 niños por educadora de párvulos. En Chile, entre 30 y 40. Asimismo, en nuestro país, en las salas cunas, hay una técnico cada 7 niños. ¿Quién puede atender amorosamente a 7 infantes (cambiar pañales, alimentar, consolar) y al mismo tiempo estimularlos y proponerles desafíos para su desarrollo? Eso significa que lo que tenemos en realidad son meras guarderías, no establecimientos formativos.

Programas educativos que involucran a las familias, especialmente en el nivel de sala cuna: Si bien el “Chile Crece Contigo” significó un avance en esta materia, de manera vergonzosa aún no se dicta el reglamento de la ley… desde el 2008.

Adicionalmente, se debe contar con marcos curriculares adecuados para cada nivel de edad, en los que no se busque escolarizar sino estimular a los niños, enseñándoles a empatizar, jugar con sus pares, ejercitar su cuerpo, desarrollar su motricidad fina y gruesa, ampliar su vocabulario, etc. Estos deben estar sólidamente relacionados con el marco de salud y bienestar. Es igualmente importante que exista una excelente articulación entre la educación Parvularia y la Básica, evitando que la transición entre kínder y 1o Básico sea compleja o traumática.

Los avances

Actualmente se discute en el Congreso el proyecto de ley que crea una Subsecretaría de Educación Parvularia, para diseñar las políticas públicas y ordenar la difusa institucionalidad existente, así como una Intendencia, dependiente de la Superintendencia de Educación, para una fiscalización efectiva de la oferta pública y privada. Esto es muy necesario, para ordenar la caótica situación actual.

Otro proyecto en trámite establece mayores exigencias a los establecimientos de educación parvularia para poder funcionar, con el objeto de asegurar condiciones que delimiten un marco básico a la hora de abrir una sala cuna y/o un jardín infantil. Los jardines JUNJI, Integra, VTF, operan con criterios presupuestales, salariales y técnicos completamente diferentes. Sin embargo, el proyecto de ley establece que los establecimientos tendrán plazo hasta el 2020 para obtener el reconocimiento oficial, lo cual resulta excesivo. Con los niños no se juega, y propusimos en el Congreso acortarlo al 2017.

Otro importante anuncio se refiere a la habilitación de 4.500 salas cuna y 1.200 jardines infantiles con 90 mil nuevos cupos para niños de 0 a 2 años, y 34 mil nuevos cupos para niños de 2 a 4 años.

Las interrogantes

Hay tres importantes preguntas que el gobierno no ha respondido hasta ahora.

La primera es si estos nuevos establecimientos serán “más de lo mismo”, es decir, guarderías con 30 o 40 niños por educadora, o verdaderos establecimientos de nueva generación, con 12 o 14 niños por educadora. De ser así, necesitaríamos más de 7 mil educadoras de párvulos y 15 mil técnicos de buena formación para poblar estos nuevos establecimientos, eso sin contar las urgentes necesidades de mejoramiento en los establecimientos ya existentes, y la formación de directivos y supervisores en cantidad y calidad adecuada. No podemos volver a cometer el error histórico ya cometido a nivel escolar, de aumentar cobertura sin calidad.

La segunda pregunta: ¿hay en Chile la capacidad para formar y remunerar adecuadamente, en carreras debidamente acreditadas, el verdadero ejército de educadores y técnicos parvularios necesarios para convertir los nuevos y viejos establecimientos en lo que Chile merece y necesita, es decir, establecimientos que sean verdaderas joyas de la corona de la nación? ¿Qué capacidad hay para formar en los próximos 10 años los cerca de 50.000 educadores que requeriremos si queremos dar un salto al futuro en esta materia?

La tercera pregunta es un poquito tormentosa: ¿de dónde salió la proporción de 4.500 salas cuna y 1.200 jardines? ¿Hay demanda geográficamente calculada? Hay cierta evidencia de que la proporción debió haber sido a la inversa, con un riesgo de que nos quedemos con salas cuna semi vacías y déficit de jardines. Todavía estamos a tiempo de corregirlo si es que esta aseveración es verdadera, pero ello requerirá que el gobierno divulgue los estudios que llevaron a estas estimaciones.

Por otro lado, la experiencia mundial ha demostrado que lo que funciona adecuadamente a nivel de sala cuna es una combinación de trabajo con las familias, con una reducida asistencia horaria al establecimiento, salvo en caso de madres trabajadoras de tiempo completo. ¿Hay planes en esta materia? ¿Cuál será el rol de los consultorios primarios y del sistema escolar en el tramo de 0 a 2 años de edad?

¿Dónde está el Plan Nacional Parvulario?

Lo que Chile haga hoy en materia parvularia repercutirá hasta el año 2120, a través de los hijos e hijas de quienes ingresen (o no) a establecimientos de buena (o mala) calidad el próximo año. Esta no es una simple frase mediática, es la verdad. Aquí se juega el futuro. Este no es un tema ideológicamente polémico, como en el caso escolar, y se presta para una política de Estado, y no de gobierno.

Esperamos ansiosamente que el gobierno elabore y someta a discusión ciudadana y parlamentaria un Plan Nacional Parvulario, a 20 años plazo, con políticas, orientaciones, enfoques curriculares, cifras y presupuestos, que se constituya en la guía maestra para el desarrollo futuro del país.

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