25 abril, 2023
Gratificante, fue la expresión con que Patricia Santis, Psicóloga de PIE de la Escuela F732 Chorombo Alto, se refirió a los talleres realizados por Educación 2020 en María Pinto, provincia de Melipilla, entre febrero y marzo de este año. En él participaron todos los establecimientos de la comuna, localidad que sólo cuenta con educación pública. Más de 285 docentes, asistentes de la educación, equipos directivos e integrantes de la corporación educacional se formaron en temáticas vinculadas a metodologías de innovación pedagógica, liderazgo directivo, neurociencias y trabajo con emociones, a través de dos talleres escogidos, según sus intereses, de un abanico de nueve dispuestos para todo este ciclo formativo.
La experiencia que involucró a las cinco escuelas y dos liceos de María Pinto, todos de dependencia municipal, fue diseñada para entregar, de forma presencial, apoyo y herramientas técnico-pedagógicas que permitieron a sus asistentes reflexionar y volcar su mirada hacia una nueva forma de enseñar y aprender. La semilla de una nueva educación, en esta localidad, se sembró mediante el desarrollo de los siguientes talleres: Evaluación formativa e innovación, Formación inicial en Aprendizaje Basado en Proyectos, Neurociencias aplicadas a la educación, Metodologías educativas en base al juego, Emociones Primero: Bienestar socio-emocional para la convivencia escolar, Liderazgo directivo para la gestión del futuro que emerge, Didáctica de las matemáticas y Estrategias de comprensión lectora.
Patricia Santis, Coordinadora PIE, Escuela F732 Chorombo Alto, María Pinto, Melipilla.
Patricia estuvo presente en los talleres denominados “Liderazgo para la gestión del futuro que emerge” y “Neurociencias aplicadas a la educación”. Ella nos relata que estas formaciones le permitieron “conectar íntimamente con aquellas emociones que movilizan mi profesión”, dijo. Reflexionar en torno a preguntas tan poderosas como ¿por qué estamos en el mundo de la educación?, hicieron que ella, con sus 13 años de ejercicio, sintiera “gratificación de ver que, a pesar del tiempo, las emociones que mi rol –en la escuela– activa en mí son movilizadoras, energizantes, motivadoras, y definitivamente le dan sentido a mi vida, permitiéndome reinventarme frente a los constantes desafíos y exigencias de mi labor”.
Pero ¿de dónde viene ese re encantarse y reconectar con el sentido de educar a través de estos ciclos formativos? Michelle Olguí, Coordinadora de proyectos “Innovar para aprender” de Educación 2020, explica que “la metodología utilizada en nuestros ciclos formativos y talleres se basa en el aprendizaje experiencial, que orienta a los participantes a ser protagonistas de su propio aprendizaje a través de la experimentación, reflexión y aplicación de lo aprendido. Por otro lado, en cada uno de nuestros espacios de formación ponemos al centro las emociones, entendiendo que estas son el motor de cualquier proceso de cambio. El visualizarlas y, por sobre todo, validarlas nos permite salir del ‘piloto automático’ que a ratos ponemos para ser eficientes en nuestras funciones. Cuando se abren espacios de conversación auténtica, honesta y amorosa con otros, recuerdas y reconectas con el sentido de lo que te trajo hasta ese momento, y eso cambia la trayectoria profesional. Lo más preciado de permitir estos espacios es que impactan directamente en la trayectoria educativa de los y las estudiantes.”
En la actualidad, Educación 2020 cuenta con siete formaciones, cuyos propósitos son fortalecer las prácticas pedagógicas, la convivencia escolar y el bienestar socioemocional en las comunidades educativas. Estas jornadas formativas son:
Ellas se pueden abordar de manera independiente o todas en simultáneo como se realizó en la jornada comunal de la localidad melipillana. Cada una tiene una duración de 24 horas, que se pueden disponer en tres etapas.
En todos estos espacios se desarrollan competencias genéricas tales como: trabajo en equipo, creatividad, actitud positiva y optimización del tiempo. Michelle Olguí, agregó que “los llamamos ciclos formativos, ya que parten de la premisa de que todos los participantes tienen aprendizajes y experiencias para aportar a su proceso y el de los otros; que como aprendizaje, este es en espiral y no lineal, por lo que el proceso de aprender no acaba cuando termina el taller, sino que comienza y se incrementa con la práctica cotidiana e interacción con los demás”.
A partir de su participación en las jornadas de María Pinto, Patricia Santis es enfática en señalar que, en relación al taller de Neurociencias, “agradezco, sin duda, esta revisión profunda, cercana y emocionante de conceptos necesarios para entender que nuestros niños y niñas podrían estar aprendiendo muy poco si no está mediada su enseñanza por las emociones”, y destaca que “está comprensión favorece la inclusión en las salas de clases y promueve el desarrollo social, volviéndose más valioso desde mi rol como psicóloga de un Programa de Integración Escolar”.
Educación 2020 promueve que estos ciclos formativos sean sustentables y para ello adapta esta experiencia teórico-práctica a las necesidades y requerimientos de cada escuela y/o territorio, del mismo modo que fomenta que llegue a las familias de las y los estudiantes. “Buscamos que estos espacios profesionales de reflexión y encuentro respetuoso movilicen a quienes tienen en sus manos transformar las vidas de niños, niñas y jóvenes; en las manos y corazones de docentes, asistentes de la educación, profesionales de apoyo y equipos directivos está la posibilidad de cambio que impactará en las trayectorias educativas de los y las estudiantes, y por qué no decirlo, también en sus propias trayectorias de vida”, concluyó Michelle Olguí.
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