9 agosto, 2016
“El objetivo del taller era desarrollar un proyecto. Nos preguntaron nuestros sueños. Al principio daba vergüenza participar, pero después salieron sueños como poner música en los recreos y hermosear el liceo, con más banquitas y pintar algunas partes”, cuenta Carolyna Mercado (18) sobre los inicios de un programa de talleres liderazgo estudiantil, en los que […]
“El objetivo del taller era desarrollar un proyecto. Nos preguntaron nuestros sueños. Al principio daba vergüenza participar, pero después salieron sueños como poner música en los recreos y hermosear el liceo, con más banquitas y pintar algunas partes”, cuenta Carolyna Mercado (18) sobre los inicios de un programa de talleres liderazgo estudiantil, en los que ella participó como presidenta del centro de estudiantes del Liceo Municipal Barros Arana, de Teodoro Schmidt.
Los talleres se enmarcan en un acompañamiento que Educación 2020 y Fundación Luksic desarrollan desde 2014 en siete liceos públicos de la Araucanía, colegios que imparten especialidades técnicas y que poseen índices de vulnerabilidad que superan el 90%. Su objetivo es propiciar la formación ciudadana de estudiantes a través del desarrollo de proyectos.
Humberto Vaccaro, asesor educativo de Educación 2020, explica que el primer año se realizó un diagnóstico de sueños en los siete liceos. Luego se trabajaron esos sueños en talleres con representantes estudiantiles de cada establecimiento, donde se realizaron propuestas para alcanzar esos objetivos a través de proyectos juveniles.
“En la metodología por proyectos el ‘qué aprender’ lo definen los estudiantes, según sus intereses, no es impuesto desde un objetivo curricular previo. El ‘cómo aprender’, que en la escuela muchas veces está coartado a la participación juvenil, también lo definen ellos”, asegura Vaccaro.
Liceos bellos y culturas juveniles
Los liceos que implementaron los talleres son el Reino de Suecia (Puerto Saavedra), Complejo Educacional Claudio Arrau (Carahue), Luis González Vásquez (Nueva Imperial), James Mundell (Chol Chol), Juan Schleyer (Freire), Barros Arana y Técnico Hualpín (Teodoro Schmidt). En ellos, el diagnóstico se repitió y demandaba convertir los liceos en espacios más bellos, alegres y entretenidos. Con ese diagnóstico, niños, niñas y jóvenes lideraron proyectos para concretar sus sueños.Estudiantes del Liceo Barros Arana terminan de construir una jardinera de ecoladrillos.
Recuerda Carolyna Mercado, estudiante de Barros Arana: “Elegimos una acción rápida, una jardinera de ecoladrillos. Un ecoladrillo es una botella a la que se le echan plásticos hasta que quede bien durito. Hicimos actividades para juntarlos y reunimos como 400. Con eso construimos una jardinera y quedaron para construir otra el próximo año”.
Y Leandro Vidal (17), del centro de estudiantes del liceo de Chol Chol, señala: “El taller de liderazgo nos interesó porque era una ayuda para el liceo. Realizamos un diagnóstico, sala por sala, preguntando inquietudes. Faltaban estufas, cortinas, ventanas. Lo solucionamos. También salió la idea de tener recreos más entretenidos. Compramos pelotas, bolos, una cinta de equilibrio. Vino un profe a enseñarnos malabares. Si no hubiera existido el taller, todavía estaríamos aburridos”.Después del taller, en el patio del Liceo James Mundell disfrutan de recreos más entretenidos.
Vaccaro explica que cuando se da la libertad a cada joven para desarrollar lo que quiera, generalmente aparecen ideas asociadas a deporte, arte o embellecimiento. “Manifestaciones juveniles que no siempre tienen cabida en la escuela”. En ese ejercicio de dar voz a alumnos y alumnas, además, aparece el valor político de estos talleres.
Formación ciudadana
Nicole Cisternas, Coordinadora de Innovación Educativa de Educación 2020, explica en tres puntos cómo estos talleres de liderazgo juvenil contribuyen tanto en el aprendizaje como en la formación ciudadana de niños, niñas y jóvenes.
1. Aprendizajes significativos: “Muchas veces en el colegio los aprendizajes están vinculados a situaciones ficticias: aprendes ciencias con ejemplos no reales o matemática con situaciones ajenas. En la metodología por proyecto que ocurre en la Araucanía los chiquillos decidieron las temáticas prioritarias, entonces el aprendizaje es significativo y hace sentido, porque abordan un problema que sienten y viven la solución”.
2. Protagonismo estudiantil: “Con la metodología por proyecto se logra fomentar el protagonismo estudiantil a través de la participación. Pasas de ser un estudiante pasivo y receptor de conocimiento a uno que toma decisiones trascendentales, que protagoniza la acción”.
3. Participación ciudadana: “Esa participación estudiantil tiene que ver con la participación ciudadana, que no se aprende en una asignatura de educación cívica, sino en un ejercicio permanente. En estos proyectos los chiquillos aprenden a ponerse de acuerdo, encontrar soluciones a sus problemas, informar a sus comunidades, que son los procesos de la vida en democracia. Son experiencias replicables e inspiradoras”.En Carahue, los y las estudiantes recuperaron una sala para convertirla en espacio de lectura.
“Sin el taller, hay cosas que no hubiesen cambiado —reflexiona la estudiante Carolyna Mercado—. Nunca nos habían preguntado qué queríamos para el liceo, aunque esas cosas no se hicieran, pero preguntarnos. En el taller lo dijimos: queremos que el liceo de Barros Arana no sea cualquier liceo. Y viendo los proyectos de otros colegios nos dimos cuenta de que ése es un sueño que todos tenemos en común”.
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