10 agosto, 2016
Columna escrita por Loreto Jara,Investigadora de Política Educativa de Educación 2020Publicada originalmente en La Tercera Cada vez que se echa a andar un engranaje, salta una chispa: la puesta en marcha del Sistema de Desarrollo Profesional Docente no será excepción. Arranca con carrera docente, que define tramos de avance en la trayectoria profesional, combinando experiencia […]
Columna escrita por Loreto Jara,
Investigadora de Política Educativa de Educación 2020
Publicada originalmente en La Tercera
Cada vez que se echa a andar un engranaje, salta una chispa: la puesta en marcha del Sistema de Desarrollo Profesional Docente no será excepción. Arranca con carrera docente, que define tramos de avance en la trayectoria profesional, combinando experiencia y resultados de una parte de la evaluación docente.
Hasta ahora, los resultados de la evaluación conducían, si es que, a alguna felicitación por buen desempeño; o a participar de procesos de formación, de ser insatisfactorios. En colegios subvencionados, si el sostenedor aplicaba evaluaciones quedaba a su arbitrio qué hacía (o no) con los resultados. Hoy, la carrera docente permite homologar condiciones de profesores municipales y subvencionados; y reconoce que hay saberes que se adquieren con la práctica.
¿Qué chispas pueden saltar con la puesta en marcha del sistema? Al menos dos. Si bien existen compromisos de que nadie ganará menos que hoy, no es tan claro que no se produzca un “menoscabo anímico”: estar en tramo Inicial o de Acceso a la carrera, después de 15 o más años de servicio, puede ser un golpe a la identidad profesional. De eso, por lo pronto, cada comunidad tendrá que hacerse cargo. Lo mismo que de las tensiones que se puedan generar en el clima laboral, a propósito de las diferencias salariales por la clasificación. Los equipos docentes y directivos y la comunidad tendrán que buscar maneras de reconocer el trabajo de educadoras y docentes.
¿Es necesario defender la puesta en marcha de un Sistema de Desarrollo Profesional Docente? En Educación 2020 pensamos que sí. Es indispensable mejorar las condiciones de formación y ejercicio del profesorado, actor clave para mejorar la calidad de la educación. Es cierto que no hay reforma sin profesores, pero también que no debe haber profesores sin desarrollo profesional. ¿Saltarán más chispas? Sin duda, porque hay fricción en todas las piezas del sistema. Quienes la pongan en marcha tendrán la responsabilidad de minimizar los riesgos de incendio.
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