24 octubre, 2018
Se reducirán de 42 a 21 los niños por educadora en sala cuna, permitiendo mejorar las interacciones en primera infancia, y así potenciar el vínculo y el desarrollo de los aprendizajes de niñas y niños. Esta modificación abre una oportunidad para mejorar la calidad educativa en el nivel. La normativa actual establece que, al menos, […]
«Ya lo hemos dicho: una oferta de mala calidad puede tener impactos negativos duraderos en el desarrollo de los niños y niñas, por lo cual valoramos este cambio que, sin duda, apunta en la dirección correcta».“Las interacciones que se generan en la primera infancia son un aspecto clave para potenciar el vínculo y el desarrollo integral de las niñas y niños, por lo tanto es fundamental contar con un adecuado número de profesionales en la educación inicial, que favorezca procesos formativos de calidad”, señaló Alejandra Arratia, directora Ejecutiva de Educación 2020 y añadió que “ya lo hemos dicho: una oferta de mala calidad puede tener impactos negativos duraderos en el desarrollo de los niños y niñas, por lo cual valoramos este cambio que, sin duda, apunta en la dirección correcta”. Con esta modificación, a partir del 2024 todas las salas cuna deberán contar con un educador o educadora por 21 párvulos, coeficiente que se reduce a la mitad. Algo similar ocurrirá en los niveles Medio Mayor y Menor, donde la proporción disminuirá de 32 a 28 niños y niñas por educador, y llegará a 14 párvulos por técnico y técnica, lo cual será obligatorio a partir del 2022.
“En este sentido, proponemos que sean considerados modelos de atención flexibles, que se adecúen a las necesidades actuales de las familias y las comunidades».Para ello, debemos avanzar en la valoración de la Educación Parvularia y en la sensibilización de las familias que hoy no la consideran como una opción para el cuidado y desarrollo de sus hijos e hijas. “En este sentido, proponemos que sean considerados modelos de atención flexibles, que se adecúen a las necesidades actuales de las familias y las comunidades, profundizando su participación en los procesos formativos”, afirmó Alejandra Arratia. Finalmente, también tenemos un gran desafío con la formación inicial y continua de los y las profesionales y técnicos. La aprobación de este decreto es una oportunidad para poner el foco en mejorar las experiencias de aprendizajes que brindan los programas de formación inicial a los estudiantes de estas carreras y para generar mecanismos que permitan fortalecer los conocimientos y habilidades de quienes ya se encuentran en el sistema.
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