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4 ideas de una investigadora finlandesa para transformar la educación superior chilena

Eevamaija Vuollo es una profesora finlandesa que en 2016 ganó el premio a la mejor tesis de magíster sobre educación en Finlandia. Actualmente es investigadora en Educación 2020 y realizó el estudio “Mirar hacia afuera para cambiar hacia adentro: Análisis de experiencia internacional para ampliar las posibilidades de la reforma educativa chilena”, que nutrió el […]



Eevamaija Vuollo es una profesora finlandesa que en 2016 ganó el premio a la mejor tesis de magíster sobre educación en Finlandia. Actualmente es investigadora en Educación 2020 y realizó el estudio “Mirar hacia afuera para cambiar hacia adentro: Análisis de experiencia internacional para ampliar las posibilidades de la reforma educativa chilena”, que nutrió el Plan Nacional de Educación 2020, así como las propuestas de la fundación para el proyecto de educación superior que se discute en el Congreso.

Mira acá la presentación sobre educación superior de Educación 2020 en el Congreso.

Para Vuollo, es importante generar estudios comparativos en educación porque “muchas veces es difícil imaginar otras realidades, entonces permiten tener una visión más amplia de la situación actual de cada país”. La profesora deja claro que no se trata de “copiar” experiencias, sino de ver qué puede funcionar en Chile. “Ya hemos aprendido que no se puede replicar un sistema educativo, porque educación es algo muy profundo, tiene que ver con los valores de una sociedad, con la filosofía de la comunidad”.

En el estudio, Vuollo observó la realidad educativa de Australia, Canadá, Costa Rica, Finlandia e Inglaterra. El criterio: que fueran países con una educación pública fuerte y que lograran buenos resultados en mediciones internacionales. Y luego eso lo contrapuso a la realidad chilena.

Esto encontró.

#1. Un marco de cualificaciones que proteja a alumnos y alumnas

En un sistema de educación superior hay distintas carreras e instituciones. El marco de cualificaciones establece qué aprendizajes y habilidades debe desarrollar cada carrera e institución para garantizar la calidad. A la vez, esto es una garantía para quienes estudian.

“Por ejemplo, estudio pedagogía y me cambio de ciudad y de universidad. Si no existe un marco de cualificaciones, esa nueva universidad no necesariamente reconoce mis estudios. El marco garantiza que los estudios son de calidad y pueden ser equivalentes entre instituciones”, explica Vuollo.

La premisa es que no haya caminos cerrados, que se tiendan puentes entre instituciones de distintos lugares o de corte académico y técnico. Que todo el aprendizaje —en el sistema educativo o en el mundo del trabajo— sea reconocido a favor de los alumnos y alumnas.

#2. Educación superior pública y gratuita con énfasis en la investigación

La gratuidad de la educación superior varía de país en país. En Inglaterra y Australia es privado y los aranceles, bastante altos. Aun así, hay becas o créditos. Por ejemplo, el crédito en Australia es sin interés y con tiempo para pagarlo. En Canadá es un desafío simplificar los créditos que hoy complican a los estudiantes. En Finlandia es gratuito en todos los niveles.

¿Deben pagar los estudiantes chilenos? Vuollo opina: “tengo un sesgo por ser de Finlandia. Para mí, la educación debe ser gratis. La educación en general no es para el individuo, sino para la sociedad. En el largo plazo, tener gente educada es algo bueno para todos”.

Como sea, Vuollo sostiene que en Chile falta una estructura de financiamiento para la investigación. “La educación superior tiene un rol clave en el desarrollo del país a través de la investigación. Las políticas públicas deberían basarse en investigaciones. Me sorprende que en Chile no se apoye esto a través del sistema de financiamiento”.

La investigadora comparte algunas ideas: que las investigaciones realizadas por la educación superior integren a los alumnos y alumnas (que investiguen o den feedback de la formación que reciben). Que la investigación sea para políticas públicas pero también para el mundo privado o las empresas. Que el financiamiento de esa investigación sea mixto, eso entregaría recursos basales a las instituciones de educación superior.

#3. Carreras más cortas y flexibles

Vuollo piensa que en Chile las carreras son larguísimas. En los países que ella investigó, una licenciatura puede durar dos a cuatro años y un magíster entre uno y tres. “En Finlandia la discusión es cómo acortar aún más. Como es flexible, hay gente que puede hacer la licenciatura y un magíster en tres años y medio”.

¿Para qué abreviar y flexibilizar las carreras? Vuollo responde: “depende de qué estemos pensando. ¿Vamos a acortar sólo para disminuir los costos? Un punto de vista distinto es pensar en el aprendizaje de los estudiantes, darles flexibilidad para ser buenos profesionales. Hay gente que necesita más tiempo para estudiar y está bien. En otros casos, son personas jóvenes estudiando y quizá les interesa aprender otras cosas. Tomar cursos de otra facultad o de otra universidad. Armar una carrera tuya, como a ti te interesa”.

#4. Educación técnica igual de valiosa que la universidad

La investigadora señala como absurdo que en Chile un título técnico no sea par a una licenciatura, que un título técnico no pueda continuar estudios de posgrado. Para Vuollo, la única diferencia es que la universidad está más enfocada a la investigación y la educación técnica a lo práctico. “Pero aún así esa distinción es artificial, porque ambos son educación superior”.

A Vuollo también le llama la atención que la educación técnica sea menos valorada en Chile. “En Massachusetts hay community colleges, que es como entre educación técnica y universidad. Simplemente es estudiar en menos tiempo, tener una profesión y trabajar con eso y además si quieres continuar en una universidad”.

En Finlandia, cada vez hay más colaboración entre la educación técnica y la universidad. “Por ejemplo, los estudiantes pueden tomar de los otros, usan los mismos espacios, no son sistemas aparte”. Ese mismo espíritu de colaboración está en el mundo anglosajón, como Canadá Inglaterra y Australia.

Vuollo enfatiza esos valores para el sistema de educación superior chileno: flexibilidad y colaboración. Y se pregunta: “Si en el nivel institucional todo se basa en competencias, ¿cómo podemos pedir que los estudiantes aprendan a colaborar?”.

Descarga acá el estudio “Mirar hacia afuera para cambiar hacia adentro: Análisis de experiencia internacional para ampliar las posibilidades de la reforma educativa chilena”.

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